Por suerte, leer y escribir ya son Derechos Humanos; mucho más que un punto en el currículo educativo, se trata de una obligación social y cultural que permite a las personas convertirse en protagonistas de su propia historia.
Eso es lo que impulsa a Bibliomulas, desde que, en 2006, se creó en la Universidad Valle del Momboy, Valera, estado Trujillo. Allí, la Cooperativa Caribana adoptó la idea para replicarla en Mérida con la bendición de sus creadores y desde 2010, es una realidad en diferentes zonas rurales de ese estado.
De alguna forma constituyen el alma de nuestros programas; son ellos quienes hacen la magia del momento grato, que genera gusto e interés en la cosa leída. Sus estrategias, para las que han sido perfectamente entrenados, estimulan la imaginación, transmiten curiosidad y apego al hecho de leer y proporcionan herramientas con las que el niño impulsa muchísimas posibilidades de encuentro consigo mismo y sus metas de vida.
Estamos incluyendo nuevas comunidades, hacemos sólidas las alianzas que nos permiten ampliar nuestro radio de acción y desarrollamos otros programas en los que, la oportunidad de vivir las muchas vidas que se guardan entre las tapas de un libro, se convierte en retos imposibles de cancelar para el bien de nuestros niños y niñas beneficiarios.